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Amor En Comunión

Amor En Comunión

EL que ama la corrección ama la sabiduría: Mas el que aborrece la reprensión, es ignorante” (en el original  hebreo, es un idiota) Proverbios 12.1.

Él me dijo: “Bástate mi gracia; porque mi potencia en la flaqueza se perfecciona” 2 Corintios 12.9.



Por tanto, hoy, Señor, con tu gracia hablaré.

       Texto considerado: Cantares 3.4… “Hallé luego al que mi alma ama: Trabé de él, y no lo dejé…”  ¿Quién es ésta que sube del desierto como columnita de humo, Sahumada de mirra y de incienso, y de todos polvos aromáticos?

       Considerando algunos detalles de la cita escrita en Cantares, cabe notar que el poema ilustrado con máximas de inigualable belleza, al escribirlo, su autor  mojó la pluma en la profundidad de  sus sentimientos, dando cada unos de estos la iluminación para el éxtasis de su alma: una exquisita anatomía del deseo.

I) “Hallé…” (Lo hallé).

     1) Qué emocionante declaración: la cual plasma el sentir tan profundo para retratar en detalle la descripción de un deseo, de una esperanza viva. Nos permite vislumbrar el énfasis puesto en su búsqueda, de hecho incansable, y el tiempo dedicado a ello, a saber, que hace mucho tiempo que se propuso satisfacer con augusta ansiedad esa expectativa no fugaz para descubrir con ingenio lo que le era desconocido en su imaginación: formándosele ideas en las cuales alcanzase a percibir lo que el anhelo del ser busca intensamente.
     El que lo busca o buscará, probablemente en la febril actitud de su mente envuelta en el entusiasmo, despierta admiración por lo sensato de la búsqueda que refleja su deseo positivo y esperanzador… en concreto: ¡HALLARLO!
      Esos instantes de agitación que han alcanzado su mayor grado de satisfacción al mirarle, proporciona -ese cruce visual- todos los detalles que las Escrituras nos muestra cuando  comunica de Él, cómo lo describe tan correctamente: sin lugar a detalles sueltos ni de agregados. ¡Sin lugar a dudas, todas aquellas fuerzas pródigas por encontrarle se disipan cual luces de amaneceres, cuando, de tal forma, por fin es hallado!

     2)   Significa que había dejado atrás cosas  muy importantes: las amistades de muchos hombres  creadores de falsas e inútiles ideas, o ingeniadas y vacilantes filosofías vanas y vacías, cuyas identidades caerán indudablemente bajo la arena del olvido... ¡Pues,  ha hallado lo más importante, único!… ¡No hay nada más!
      Significa, por supuesto, que todos esos medios de atracción que halló, sutiles, sofisticados algunos, alongando en la seducción, estaban vacíos: vacíos de contenido, de significado; no satisfacían ni apaciguaban su sed interior: eran como ríos sin la estrepitosa agua que atraen; como bellos árboles, pero sin fruto. Tampoco ofrecían lugares para el descanso del peregrino: tristeza tras tristeza, no hallaba alegría en su corazón. Todo era frustración tras frustración, dejando tras de sí engañosos artilugios de supuesta felicidad, de supuesta paz…No podía contentarse con nada, porque solo contenta  (sacia) la compañía de Jesús en nuestra vida y, fundamentalmente, en nuestro corazón.

     “En hora de contentamiento te oí…” (Isaías 49.8). Los obstáculos son causas de molestias y estorbo. Hay que evitar enredarse, puesto que la distracción es peligrosa… ¿por qué hemos de confiarnos en aquello que al observarlo nos deja dudas? Pues debemos cuidar el  corazón, porque es allí donde se establece la comunión. Y es allí de donde salen los caminos para muchos amores; donde serán descubiertas las vergüenzas, y el deshonor será visto; donde la lealtad será hallada por los pensamientos mal encaminados.
     Sucede que la falta de cuidado de nuestra parte puede hacer que nuestro corazón trabe amistad con alguien deseoso de suplantarlo, cuyo lenguaje refleje ciertas estructuras en la información, que finalmente envolverá nuestra mente. ¡No te permitas tal engaño, lleno de ingenuidad, pues lamentablemente te irá arrastrando hacia un fracaso que lo lamentarás!

     3) “Lo miré. . .”,significa que Él se acercó. Jesús se nos acerca con su palabra: “… el que oye mi palabra y cree al que me ha enviado. . .” (Juan 5.24a).
Lo miré y lo oí: oh, hermoso es al oído escucharle hablar. Él cruza su camino con el nuestro.
La amplia gama de la fe produce efectos sorprendentes para verle.
La fe lo ve claramente: porque si no tenemos fe es imposible verle (Hebreos 11.6).

     4) Él o ella se llenarán de regocijo... Les cuento lo que me pasó a mí: Jesús alegró el alma y el corazón de un jovencito… Ese jovencito era yo; y fue el día que tuve mi encuentro con él (con el Señor Jesús). Mi corazón fue lleno de bondad. Hoy ando por la senda de Su misericordia.  Hallé en Él la vida (Juan 5.21), porque el Padre Santo me llevó  hacía Él.
     Lo miré por la fe y se alegró mi corazón. Llenó mi alma vacía; mi espíritu se regocijó. ¡Qué cambio hubo en mi ser!… ¡Es maravilloso, espléndido!
«Ahora soy feliz, muy feliz. . .»,  declaman las letras del Himno. Él me miró a los ojos y me sonrió, con cierto rubor estoy frente al Grande y Todopoderoso, me volvió a sonreír y me tomó de la mano y me dijo: caminemos juntos… Y ahora  estoy yendo con Él.
     El hallarle es encontrar el tesoro más valioso para apreciarlo: Su amistad.
Amigos, amigas, buscad su amistad, la amistad de Cristo. El gozo será pleno. Y no me refiero al gozo de las cosas pasajeras. Este gozo al que me refiero es insondable de tan profundo que es: semejante al río de Dios el cual menciona  el profeta Isaías (66.12), que te   llena de vida. Los ríos que habló Cristo son ríos que calman tu sed y te conducen hacia la vida eterna  (Juan 4.14).

     II) Me aferré de él. Significa duradera amistad. Jesús le dijo a alguien  “Aun te falta una cosa: vende todo lo que tienes…” (Lucas 18.22). Confesándote, dile: Señor, heme aquí. Tuyo quiero ser.
Así, los discípulos en su camino hacia Emaús (Lucas 24.13) le obligaron a que se quedase con ellos (24.299. La insistencia de la invitación le fue agradable al Señor; y para ellos fue ese tiempo: esos momentos asignados desde la eternidad muy hermosos por su estancia de horas allí.

     1) “Me aferré a él…” por la resolución del corazón determinado a perderlo otra vez.
     2) Los momentos más sublimes en la oración son cuando los ruegos llaman a las lágrimas para pacificar la ansiedad del espíritu.
¿Tú te sientes así?...  Suplicándole, agarrado fuerte de su mano, la cual de ese modo no se soltaría de ti para alejarse… ¡Y si así pasara, aún  correría tras de él y a sus pies me lanzaría!
     3) El punto culminante es renunciando a otros amores ruinosos: pecados, ídolos, etc.
Así, aprendamos, porque él es celoso (Deuteronomio 4.24) ; por lo que deseamos conservarnos puros para él, entonces:
   III) la lectura dice: “Y no lo dejé…”
     1) En ocasiones, pueden acontecernos dos tipos de comunión mientras buscamos a Jesús: primer tipo de esta comunión, antes de asistir a la reunión para rendirle culto a Dios junto a la congregación; segundo tipo de esta comunión,  yendo hacia ese lugar en Su compañía.
     2) Por nuestras palabras, nuestro lenguaje religioso. Deberíamos hacerlo de tal forma cuando hablamos de Jesús, o nos referimos a él, que nuestro testimonio estimulara anhelar la comunión con él. Aún así, ¡cuidado con nuestra oratoria carnal!

Curso de Acción:
     Deducción respecto de la aplicación espiritual.
Veamos: Lo que usted necesita en cuanto a lo que es espiritual.
Lo que se necesita en la iglesia es a Cristo en medio de ella, en todo su ámbito; no la eclesiología, ni el cuerpo eclesiástico, ni los reglamentos, ni los dogmas… Todo esto estará bien solo en el lugar que le corresponde, y si se lo aplica correctamente. Lo que se tiene que hacer: es traer a Cristo, asirse de él. ¿Quiénes pueden hacerlo?... Aquellos que los que lo han hallado. ¿Quiénes pueden buscarlo?... Todos los que le aman y le buscan para tenerlo y gozar de auténtica comunión de amor con él.

     ¿Estás tú en ese número?  Si no lo estás te invito a que vengas ahora. ¡Ven amigo!… ¡Ven amiga! ¡Ven hermano!… ¡Ven hermana! Deja tu ocupación o profesión eclesiástica a un lado, si la tienes. Todos los creyentes tienen un oficio que cumplir: ser sus adoradores (Juan 4.23-24). ¡Ven a encontrarte con él! ¡Vengan todos! ¡No se demoren! No pongas dilación. No valen aquí las excusas. No oigas voces que te susurran: espera, déjalo para otra oportunidad. No hagas caso a esa voz-excusa. ¡Tú, sal, y búscalo a él!
     3) ¿Saben?... Retengan a Jesús sin ofenderlo… Por negligencia: cuando el alma se vuelve “dormilona”,  o si quizá  está descuidada,  Cristo se va.
Cuidado con los ídolos: ¿Quiénes son tus ídolos, o qué cosa -o cosas- han evolucionado en idolatría dentro de ti? ¡Que ni en oculto ni abiertamente nos volvamos un idólatra! (Ezequiel 44.12). No se puede retener a dos señores a la vez.
     4)  Por rehusar la separación o santificación muchos son traspasados de muchos dolores. Evita esto. Ten cuidado de ti mismo; ten cuidado de ti misma. Recuerden 1 Tesalonicenses 4.1 “RESTA pues, hermanos, que os roguemos y exhortemos en el Señor Jesús, que de la manera que fuisteis enseñados de nosotros de cómo os conviene andar, y agradar á Dios, así vayáis creciendo”.
     5)   Tu hogar no santo. Recuerda, “Hasta que lo metí en casa de mi madre…” (Cantares 3.4). Precaución: traerlo a Cristo a tu casa (tu corazón) y déjalo vivir allí.



Oración:
     Señor Jesús, ahora quiero encontrarme contigo. Estaré atento cuando te acerques a mí; yo  deseo  siempre ser feliz con tu compañía. Contigo ya lo tengo todo… ¿Sabes por qué?... Sé que lo sabes: porque tengo lugar en mi corazón para ti. Señor, ven y mira dentro de este corazón que está vacío. Tú puedes llenarlo con tu presencia. ¡Sé que rebosaré del amor de ti, mi Dios! Gracias por tu paciencia. ¿Sabes?... quiero y necesito experimentar ese gozo del que habló el predicador, para así agradarte, Señor Jesús. Tómame de tu mano y juntos iremos por la senda que tú me has preparado. ¡Sé que será una experiencia sin igual! ¡Compartiré con otros mi testimonio, porque te hallé! ¡ Gracias, Señor! Amén.

Dios te bendiga muy ricamente. Pastor Ricardo J. Iribarren.

 

Mensaje elaborado y escrito por el pastor Ricardo J. Iribarrhen

(Biblia consultada: Reina Valera 1909  - Versículos en forma textual)

(Revisión literaria y diseño gráfico mensaje: Miguel Ángel Vreska: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.)

Fecha: 06.06.2025

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